Alejandro Zambra: “Publicar es muy arrogante, es otro tipo de decisión que escribir”

DICCIONARIO DE... El poeta y narrador chileno participa en LdeLírica dentro del Festival Eñe, en Madrid. Habla de las primeras influencias literarias y explica cómo armoniza la poesía y la narrativa a través de términos como Abuela, Escribir, Humor...
El escritor chileno Alejandro Zambra en el ciclo LdeLírica, de noviembre de 2022. /Foto de Ámbito Cultural
Winston Manrique Sabogal  18/11/2022

A los doce años, el destino de Alejandro Zambra cambió: como le gustaba la solemnidad de las misas se metió a monaguillo, hasta que se dio cuenta de que el cura “era un ejecutivo de las misas” y perdió la fe. Tiempo suficiente para haber descubierto cierto gusto por la liturgia y el misterio de las palabras, el tono, el ritmo, el léxico y la morfosintaxis que habitaban el ritual. Después empezó a leer a los exiliados chilenos por la dictadura de Augusto Pinochet, a buscar en el lenguaje el modo de expresarse y comprender el mundo entre la poesía y la narrativa, hasta convertirse en uno de los escritores chilenos más prometedores de comienzos del siglo XXI y confirmarse hoy como uno de los más prestigiosos.

Con gran sentido del humor, Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) participó en el ciclo LdeLírica dentro de Festival Eñe, en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Callao, Madrid, entrevistado por el coordinador del ciclo, Gonzalo Escarpa. El autor de novelas como Bonsai. Facsímil y Poeta chileno (en Anagrama) y de los poemarios Bahía inútil y Mudanza conversó con Gonzalo Escarpa sobre cómo un poeta termina en la narrativa.

De esas casi dos horas surge este Diccionario que da más pistas del poeta que es Zambra:

 

Abuela

Crecí sin libros, pero con abuela. Nunca la vi leyendo un libro, pero era muy literaria. Me interesa mucho reivindicar esa preliteratura. Incentivaba a los nietos a que escribiéramos, sin fundamentar por qué. Era una gran contadora de historias con relatos muy terribles, toda su familia había muerto en el terremoto del 39, salvo un hermano que la rescató a ella de los escombros.

 

Bloqueo

El único consejo que me permito dar si alguien se bloquea es habitar el texto: transcribirlo, leerlo en voz alta, estar ahí, no quedarse quieto ante la pantalla pensando que el texto se escribe solo. Habitar el texto, incluso hacerle algo que tú sabes que no quieres, ni tampoco el texto.

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Chiste

Los chistes son importantísimos. Ahora que se castiga tanto la palabra ficción a una gente no le puedes contar chistes porque te dirán que por qué le estás contando una mentira y van a hacer un fact-cheking y querer saber quién lo escribió. La ficción está ahí en el chiste, y en la música.

 

Escribir

Escribir es escribir mal, es esquivar, darle vueltas a la frase, mostrarla, cambiarle una coma. Y luego de eso puede que lleguemos a publicarlo, pero eso es posterior. Si estás pensando en publicar lo que escribes probablemente no te va a resultar y todo va a resultar demasiado.

Escribir es un acto muy intenso y los momentos que más disfrutas son en los que no tienes idea de lo que estás haciendo. Cuando el texto pareciera estar escribiéndose solo y aparece una frase, una palabra que no sabías que tenías dentro tuyo.

 

Escritura

Creo en la escritura como un ejercicio. Pero sí creo que hay un hacer que no está vinculado a la producción. Todas las mañanas, por ejemplo, lo que hago es soltar la mano. Jugar con las palabras. No pedirles nada, no pedirles referencialidad, de ahí salen cosas, pero no pueden forzarse. Escribir requiere mucho tiempo. La escritura sí cumple una función terapéutica en un sentido amplio. Habitar la escritura.

 

Estilo

Me interesa recuperar el entramado de la conversación. Ahí salió una especie de estilo, que, por supuesto, va cambiando. Libro a libro los autores somos conscientes de eso. Desde fuera se ven semejanzas, pero para uno siempre priman las diferencias. Buscaba la mayor simpleza sin sacrificar ni un poquito la complejidad. Influido por algún poeta como Pound, evitar los adornos, llegar a esa concreción que hace que lo incomunicable parezca, al menos, provisionalmente comunicable.

 

Humor

Me interesa toda la paleta del humor. Hay un primer paso, luego en la medida en que uno se distancia del texto aparecen potencias expresivas del humor. En la conversación se celebra el misterio de la confianza, eso es lo que sucede en la lectura. El humor no es tan fácil adoptarlo, tenemos ese verso frase de Nicanor Parra: “La verdadera seriedad es cómica”.

 

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Alejandro Zambra (derecha) y Gonzalo Escarpa en LdeLírica. /Foto de Ámbito Cultural

 

Mundo literario

Hay mucha arrogancia en el mundo literario acerca de la importancia de la poesía, de la literatura en general. Me interesa mucho habitar ese espacio, circular por ahí. Yo no vengo de esa cultura vertical de las casas con bibliotecas. En mi caso la literatura fue como una desviación.

 

Novela

Con todos los libros he tenido siempre un comienzo como el de un poema. A veces pienso que lo que hago es traducir una imagen, un problema y que lo traduzco demasiado en banda y termino escribiendo una novela, no me detengo a tiempo. Me interesa que el espacio literario no se fosilice por su propia tendencia a la
endogamia.

 

Originalidad

La originalidad no es una cosa a la que aspire. Hay un momento en que uno deja de preocuparse por lo que van a decir los demás. Y es un momento muy liberador. Hay una impostura que parece contracultural. Pero se volvió receta, todo el mundo sabe cómo ser vanguardista. No se trata de hacer lo que no se ha hecho. Creo más en la idea borgeana inevitable de que somos inevitablemente originales, si quisiéramos no serlo, sería muy difícil.

 

Poema

Un poema es algo que vamos a leer muchas veces, no porque sea difícil sino porque sea placentero, y porque no necesitamos comprenderlo del todo.

 

Poesía

Lo que se entiende por poesía es muy amplio, desde la tradicional hasta una obra inclasificable. Como la nueva novela de Juan Luis Martínez, un libro objeto, pero que también tiene textos considerados poemas y lo que hay entre medias. Si ese libro es considerado poesía, todo es poesía. Al principio escribía mala poesía porque la usaba un poco para decir sin decir. Había una necesidad comunicativa, tenía la sensación de transmitir algo, pero no me provocaba una transformación.

 

Poesía y música

La poesía siempre me interesó. Está más ligada a lo oral y a la música, pero se enseña muy mal. Se pone un poema, como ejemplo, en lugar de poner veinte, como sucede con la música. Una canción es algo que va a ser experimentado muchas veces. Parte primero del placer, luego tiene que ver con la anticipación el placer futuro: sabes que te gusta una canción y sabes que la vas a escuchar muchas veces. Con la poesía es igual, pero no la enseñan así.

 

Publicar

Hay diferencia entre escribir y publicar. Publicar es una cosa muy loca. Terriblemente egocéntrica. Uno se acostumbra, pero es una cosa muy vanidosa. Muy arrogante, es otro tipo de decisión que escribir. Todo el mundo debería escribir, es un momento intenso que te permite ir más allá de la contingencia, decir barbaridades, desahogarte.

 

Taller de escritura

Hay talleres malos y buenos. Es muy difícil enseñar a escribir. Hay dos polos: el profe buena onda que busca que saques todo, esa función me parece que tiene que existir. El otro extremo es el autoritario, tienes o no tienes talento, y ese es terrible. Es difícil, lo he pensado mucho, me tocó durante varios años enseñar. Mi problema era cómo equilibrar esas dos cosas y construir experiencia sustancial, creación de procesos.

 

 

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