Lo que queda por hacer y renovar con las mujeres en las artes

El colectivo poético Genialogías, las artistas Alice Wonder y Ede y la dramaturga Sara Romero analizan la situación de las creadoras en la actualidad
Diana M. Horta  09/03/2022

“Quizás donde todo parece brillar/ Solo hay un leve destello al que mirar / Ya no le temo a la oscuridad, no, no / Y que se joda todo lo demás”.

Esta letra de una canción de Alice Wonder refleja una parte del sentir de las mujeres, y de las mujeres creadoras en particular, que sienten que han avanzado en una sociedad de igualdad, pero que aún falta mucho por hacer por parte de ellas mismas y del resto del mundo.

En este camino a transitar todos juntos, Ede, la joven cantautora madrileña, no duda en explicar que aunque “hemos logrado un espacio en el que nos sentimos más seguras reclamamos una manera de actuar y gestionar proyectos musicales no eminentemente masculinos. Queda mucho por hacer y revisar y renovar a nivel personal, de equipo humano, de valores y que ciertas cosas no estén solo en los discursos sino en la práctica”.

Este panorama no es solo el de las mujeres en la música, como explican Alice Wonder y Ede, invitadas a nuestro ciclo Así nacen las canciones. (Puedes ver el vídeo en este enlace). A la mirada sobre otras expresiones artísticas contribuyen nuestras invitadas especiales en esta Semana de la Mujer: desde la poesía, el colectivo Genialogías; desde la literatura Pilar Úcar Ventura con su libro Retratos femeninos. Vida y obra de mujeres especiales, y, desde el teatro, la dramaturga Sara G. Romero, creadora de la obra Las dos vidas de Anaïs Nin; para nuestras Sintonías literarias, dirigida por Mario Hernández.

Genialogías no solo da visibilidad al papel importante que han tenido las poetas en Españas sino que apoya a las nuevas voces, recuerda Gema Palacios: “El lugar que ocupan hoy las poetas es equivalente al de sus compañeros; si bien todavía existe la necesidad de reclamar visibilidad en algunos contextos, como la legitimación a través de los premios literarios, donde no siempre existe un jurado paritario y en los que algunas veces se observa una gran inmovilidad en las concesiones de los mismos”.

Las nuevas generaciones de poetas, aunque son muy diversas, tienen algunos puntos que las conectan: la libertad y su reclamo acorde a cada momento de la Historia. María García Zambrano hecha la vista atrás al recordar que en la poesía escrita por mujeres, desde la antigüedad, siempre ha habido un componente de libertad, formal y temática, “que en las nuevas generaciones ha estallado”. Ese estallido se ve, según García Zambrano, en cómo las poetas jóvenes, y no tan jóvenes, “están enriqueciendo la literatura y alcanzando un nivel que me recuerda a lo que sucedió hace un siglo, con las vanguardias... Discursos nada complacientes que completan esa historia de la que hablaba, que ensancha y ahonda en lo íntimo, lo político, lo lingüístico...”.

Las poetas de las nuevas generaciones se vuelcan hacia una poesía que alude con mayor rotundidad al cuerpo, asegura Gema Palacios: “Buscan nombrarse a través de un cauce que tradicionalmente ha estado silenciado y denostado ya que todo aquello que aludía a experiencias propias de las mujeres no poseía un reconocimiento. Es una poesía que tiene un importante componente performativo -la palabra se encarniza, y fluye no sólo a través de la voz, sino a través de la misma piel de las poetas”. (Puedes ver el video de la conversación con el colectivo Genialogías en este enlace).

En la música la situación no es tan diferente. En esta tercera década del siglo XXI, Alice Wonder ve cómo el trato a la mujer “va rompiendo el cascarón día a día”. Recuerda que “las mujeres han tenido su nicho aparte como músicas”. Pero destaca que por fin se está interconectando todo como debería de ser: “Ver a la mujer como un ente más capaz de conectar y transmitir, e incluso más que un hombre por todas las Micro percepciones que siente”.

Un estatus y un espacio que las dos artistas madrileñas han alcanzado. Es aquí cuando Ede señala que “queda mucho por hacer y revisar y renovar a nivel personal, de equipo humano, de valores y que ciertas cosas no estén solo en los discursos sino en la práctica”.

La diferencia entre lo que se piensa, se hace y la mirada de los otros está ejemplificada en Las dos vidas de Anaïs Nin, de nuestras Sintonías literarias. Sara Romero y Miguel Hernández recrean la vida de esta escritora libre, incomprendida y adelantada a su tiempo sobre cuya vida suele primar el triángulo amoroso entre ella, Henry Miller y June Mansfield dejando de lado su aporte a la literatura. Es en lo que se centra la versión de sus Diarios, dice la dramaturga.

La mujer en el teatro y la literatura tiene una mayor visibilidad hoy, reconoce Sara Romero. Aunque, añade, “todavía queda mucho por hacer”. La dramaturga cita a Emilia Pardo Bazán (a la que ya dedicaron un Sintonías Literarias), cuando decía que lo más difícil de cambiar en esta sociedad desigual no son las leyes, sino las costumbres. 

Es importante, afirma Romero, que a través del teatro y la literatura la gente se acerque a grandes figuras femeninas de todos los tiempos, sin necesidad de adaptarlas a las reivindicaciones de hoy en día, “simplemente mostrando sus vidas, sus obras y sus luchas tal y como fueron, con lo que reivindican en cada caso por sí mismas”.

Como canta Ede en una de sus composiciones:

“Tranquila, nadie corre más que el viento
Pero yo no sé estar tranquila

Yo estoy llena de cosas
que estallan por dentro”.

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