Los escritos autobiográficos de Lord Byron, han sido recopilados, por primera vez de forma conjunta, en un libro del que son responsables Lorenzo Luego (autor de la introducción, traducción y notas) y Jordi Doce (editor, en el sentido inglés, “editing”). ¿Fue un loco, como su amor de juventud, Lady Caroline, le calificó? Según vemos fue franco, vivaz, impulsivo en ocasiones, reflexivo en otras; introspectivo, irónico, ácido, delicado; hipocondriaco, promiscuo en ocasiones, de una sola mujer en otras, depresivo en muchas; obsesionado por el dinero y a la vez manirroto; inteligente y capaz de lo más absurdo. Extraño sin duda, pero loco después de leer su escritura más íntima, diríamos que no.
Es esta una de las virtudes del texto, derribar mitos, descubrir al poeta debajo de la máscara que el mismo mostraba y del personaje que otros quisieron retratar.
Aunque este libro es algo más que un autorretrato por partes, porque sus páginas se componen de una extensa introducción de Lorenzo Luengo y de un trabajadísimo cuerpo de notas, que de forma conjunta suponen buena parte del libro. Es la primera parte del libro un texto ya valioso de por sí, por su capacidad de análisis, de poner orden en lo disperso, de entender y hacernos entender el peculiar mecanismo textual y vital de este fulgurante poeta: George Gordon Byron, barón, poeta, miembro de la cámara de los Lores. En cuanto a las notas, revelan el trabajo metódico y eficaz de un auténtico obseso del romanticismo inglés. Un peculiar tipo de locura en la que uno mismo estuvo hace unos años y en la que quizás este texto suponga una recaída.
El libro, que ve la luz gracias al buen hacer de Galaxia Gutenberg engloba los siguientes textos:
- Diario de Londres (de noviembre de 1813 a abril de 1814),
- Diario alpino (septiembre de 1816),
- Diario de Rávena (enero-febrero de 1821),
- Diario de Cefalonia (junio de 1823 y febrero de 1824),
- Mi diccionario
- Pensamientos aislados.
- y un poema escrito el 22 de enero de 1824 en Missolonghi: En este día cumplo treinta y seis años.
Conocemos por tanto a un Lord Byron que ya era una celebridad (los primeros cantos de Las peregrinaciones de Childe Harold habían visto la luz algo antes y fueron un éxito fulgurante) y a la vez un personaje controvertido y odiado por no pocos en su país. Asistimos a la fase de “madurez” de Lord Byron, aunque con seguridad esta madurez no es la misma que comúnmente se entiende.
La década que comprenden estos escritos arranca el 14 de noviembre de 1913 y se extiende hasta principios de 1824. Las primeras páginas nos dejan perlas como esta, protagonizada por sus dos grandes precedentes literarios:
«Todos los emparejados de mi tiempo son calvos e infelices. Wordsworth y Southey se han quedado sin pelo y sin humor, y mira que Southey tenía en cantidad.»
Los textos abarcan un periodo (1815) en el que sucedería la boda con su prima Anna Isabella Noel Byron, con quien tuvo su única hija legítima Ada, que pasaría a la posteridad por ser la primera programadora de la historia (cuando ni siquiera había ordenadores) y que heredó su peculiar capacidad de amar; el mítico año sin verano en Suiza con los Shelley (1816) donde nacería la criatura de Frankenstein; su vida errante por Italia y sus bandazos amorosos en Venecia y la muerte de su hija Allegra (que tuvo con Claire Clermont, la hermanastra de Mary Shelley) y la de su amigo Percy B. Shelley. Y la escritura de otra de sus grandes obras: Don Juan.
¿Fue malo? Si nos atenemos a las preocupaciones sinceras y cuidados que manifiesta por todo tipo de personas de su entorno, diríamos que no, aunque es cierto que si nos ponemos en la perspectiva de alguna de sus amantes, fiable, fácil e incluso agradable, en muchos momentos no lo fue.
El propósito que anima el último tercio de su periplo vital lo deja también claro en sus diarios:
«Mis esperanzas se limitan a dejar zanjados mis asuntos y establecerme en Italia o en Oriente (mejor esto último) y embeberme profundamente de los idiomas y literaturas de ambos. Algunas cosas del pasado me han dejado insensible, y lo único que ahora puedo hacer es convertir la vida en diversión y observar mientras otros actúan.»
Los viajes, la naturaleza, su perplejidad ante lo que sucede, el clima, los acontecimientos políticos, su obra literaria, su correspondencia, sus amigos, sus lacayos, sus amores, sus enfermedades, los comentarios sobre él y sus textos, todo se hila en estos diarios, de una persona a la vez luminosa y oscura, en unos años que corren paralelos a la escritura de su obra más importante y que terminan, como todas, en su muerte, solo que mucho antes de lo normal, a los 36 años, gracias a la colaboración de unos médicos que lo dejaron prácticamente desangrado tras la aplicación de las sanguijuelas. Era el 19 de abril de 1924.
¿Peligroso de conocer? Después de leer este libro uno diría que no, o al menos que el verdadero peligro sólo lo corrió el, con su lucha consigo mismo y con su viaje sin retorno en aquellos años en que nació Fausto, en que el vapor y el capital comenzó a invadir tierra y mar. Byron, el más romántico de todos los románticos.
Busca —a menudo menos buscada que hallada—
la tumba del soldado, la mejor para tí;
luego mira alrededor y elige el sitio,
y toma tu descanso.
- El libro será presentado en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés el martes 9 de octubre de 2018 por la tarde.
- El cuerpo embalsamado de Byron yace en Santa María Magdalena, en Hucknall (Nottinghamshire); fue trasladado hasta Inglaterra en una barrica de coñac. Todo él, salvo su corazón, que quedó en Grecia.
- Goethe le dedicó estas palabras tras conocer su fallecimiento: «Descansa en paz, amigo mío; tu corazón y tu vida han sido grandes y hermosos».