Héctor Abad Faciolince: “Un escritor no debe ser ideológico, y le conviene ser ignorante”

DICCIONARIO DE... El escritor colombiano por su novela 'Salvo mi corazón, todo está bien'. En el Club de Lectura de Ámbito Cultural habló de las paradojas entre su vida y la literatura. Y de conceptos como Escritura, Ficción/Realidad, Ideología, Poesía...
Héctor Abad Faciolince , en el Festival Internacional de Ferrara 2017. /Foto de Francesco Alesi
WINSTON MANRIQUE SABOGAL  09/06/2023

Héctor Abad Faciolince aceleró la escritura del primer borrador de su reciente novela antes de que lo operaran a corazón abierto, “por si acaso”. Se trata de Salvo mi corazón, todo está bien (Alfaguara), una historia basada en la vida de un amigo suyo y “cura bueno”, dedicada a su mamá que sufría mucho con el ateísmo del escritor. Una obra inspiradora en medio de la violencia, de las adversidades, que muestra cómo la gente buena también florece en esos espacios.

Sobre las paradojas de su vida y la escritura de este libro, y de las del personaje real y el de ficción, Héctor Abad Faciolince (Medellín, Colombia, 1958) conversó en el Club de Lectura de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, con el escritor Rafael Caunedo, coordinador del Club.

Salvo mi corazón, todo está bien recrea la vida de Luis Alberto Álvarez, que se va a vivir a la casa de Abad Faciolincce mientras espera que lo llamen para un transplante de corazón. El autor de libros tan relevantes como El olvido que seremos no está en su casa, y el cura, su amigo, queda allí con dos mujeres sin esposos y los tres hijos del escritor. “Es la historia de un sacerdote que necesita que alguien muera para salvar su vida”.

Las claves de esa unión de realidad y ficción están en este Diccionario Héctor Abad Faciolince extraído de su conversación con sus lectores:

 

Ateo
Mi mamá sufría mucho con mi ateísmo. Mi papá por lo menos se declaraba agnóstico o ateo de Tierra, porque se subía a un avión y empezaba a santiguarse. Yo no. Yo recito.

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Bondad

En mis novelas no quiero poner solo a los más malos, sicarios, asesinos, a los paramilitares, a los políticos corruptos, a los narcos, a los guerrilleros, a toda esta gente que ha florecido tanto en mi país y por la que más se nos conoce. También planteo que en ese estercolero se producen perlas muy bonitas.

 

Corazón
Es un órgano cargado de imágenes, de metáforas. Es un órgano que es difícil de colocar en el título porque puede sonar medio cursi. Y un corazón nuevo para un cura suena raro. La circunstancia de estar esperando un trasplante de corazón es rara. Pero me resultó fácil o cómodo escribir sobre un hombre amenazado de muerte. Me acordé más de él porque empecé a tener dolores en el corazón. Y empeoró mientras escribía la novela.

Siempre he pensado que para escribir bien un libro el autor tiene que tratar de ser los personajes de ese libro. Si bien no me convertí en cura, sí hablé con muchos de ellos. Y, sin querer, me enfermé del corazón. Y me hicieron una operación a corazón abierto.

 

El olvido que seremos
El título de mi libro más leído también está tomado de un poema, del primer verso de un poema de Borges que se llama Aquí. Hoy. Es un libro sin ficción, hay personajes, hay diálogos. Si hay algo inventado es porque lo recuerdo mal. Lo escribí 17 años después del asesinato de mi padre. Este también está escrito años después de lo sucedido con mi amigo cura. Los libros crecen despacio. Si una idea o una situación te parece literaria, la guardas y algún día la escribes. Y a mí me parecía que mi papá había tenido una vida bonita y había querido hacer de su vida una obra de arte.

 

Escritura
Creo que el proceso de escritura, las ideas, la creación, cuanto más inconscientes sean, mejor. Yo escribo mucho según lo que sueño. No escribo de un modo tan consciente. Cuando empiezo a escribir tengo una idea vaga que tiene que ver con algo, pero no lo tengo tan claro.

 

Ficción / Realidad
Es muy difícil saber quién es real y quién es de ficción al cabo del tiempo. Luis Alberto Álvarez, el cura gordo de quien fui amigo, se murió hace más de un cuarto de siglo, pero está vivo en el recuerdo de mucha gente. En el recuerdo la gente se va transformando. Uno siente mucha
amistad y cercanía con personajes de ficción y, probablemente, muchos de ellos están basados en alguna persona real o alguna característica. Los escritores robamos y robamos. Hay algunas personas en la vida que se convierten en presencias constantes en la memoria.

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Ideología
Un escritor no debe ser ideológico. Es pésimo para un escritor tratar de defender una tesis. Trato de ser leal con todos los personajes. Lo que quería es que los curas de un libro para mi mamá fueran buenos y teológicamente sólidos. Y que si creían en Dios no es porque fueran poco educados o poco inteligentes, sino lo contrario.

 

Ignorancia
Si a un escritor le conviene no tener una ideología política clara, y yo no la tengo, pienso que le conviene, también, ser ignorante. Y yo soy, profundamente, ignorante. Yo no sé nada de cine, no sé nada de ópera. O si sé algo se me olvidó hace mucho tiempo. Lo que hago es averiguar. A pesar de mi ignorancia tengo amigos sabios a los que les puedo preguntar.

 

Mamá
No quería escribir una novela de curas pederastas, que es lo que está de moda. Quería que mi mamá, que era muy católica, leyera un libro mío y estuviera contenta. Que los creyentes en Dios no quedaran como tontos. Todo lo contrario. En mi novela hay muy buenos argumentos para creer en Dios, mejor que para los de no creer y que yo trato de defender.

 

Poesía
Un prosista debe saber ante todo leer poesía. Intentar escribir poesía. Creo que uno no puede escribir prosa sin saber en qué consiste la poesía en castellano. Debería recitarse más.

 

Seguridad
Yo no soy un escritor muy seguro de mí mismo. He abandonado muchos libros. Voy escribiendo y, a veces, me desanimo profundamente. Si alguien hace un comentario negativo estoy siempre de acuerdo.

 

Título
El título de la novela es el último verso de Soneto con una salvedad, de Eduardo Carranza. Es un poeta conocido en mi país, aunque ahora un poco olvidado. Fue un poeta importante del movimiento Piedra y Cielo, muy influido por Juan Ramón Jiménez.

Y Héctor Abad Faciolince recita el poema:

Soneto con una salvedad

Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.

Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.

Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.

Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.

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