Arde Bogotá: “El criterio para seleccionar una canción es escuchar y cantar la grabación del local en el coche a todo trapo”

Ha habido pocas bandas españolas de rock alternativo con una carrera tan meteórica como la de Arde Bogotá. En 2017, cuatro amigos de Cartagena se juntan y crean un grupo musical; en 2020, los ficha Sony Music y sacan el EP El Tiempo y la Actitud, con cinco canciones; en 2021, publican el primer álbum, La noche, con diez canciones; en 2023, segundo álbum, Cowboys de la A3, con doce canciones, que les vale unos llenos totales en sus conciertos y dos nominaciones a los Grammy Latinos como Mejor álbum de rock y Mejor canción de rock por Los perros.

Esos cuatro amigos son: Antonio García (vocalista y guitarra), Dani Sánchez (guitarra), Jota, José Ángel Mercader (batería) y Pepe Esteban (bajo). Han revolucionado el panorama musical en su estilo con canciones como Antiaéreo, Quiero casarme contigo, Virtud y castigo, Cariño, El beso, El dorado, Exoplaneta, Cowboys de la A3…

Sobre sus secretos creativos y la relación entre ellos hablaron ante sus seguidores en la sala madrileña de Callao de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés. Fue en el ciclo Así nacen las canciones, del 7 de noviembre de 2023, coordinado por Fernando Neira.

Son cuatro muchachos apasionados de la música, con una gran conexión con el público. Que componen y actúan entregados a las diferentes gamas de los sentimientos. Y que ensayan en un local de uno de los polígonos industriales a las afueras de Cartagena.

En Ámbito Cultural interpretaron tres de sus canciones y, entre una y otra, desvelaron algunas de sus claves creativas:

Antonio. Recuerdo haber hecho este segundo disco por tandas. Ya en las primeras teníamos en nuestras manos dos o tres cosas que decíamos: “Está bien”. Desde esas primeras reuniones quedamos tranquilos.

Dani. Es cierto que había un poco de presión, pero nos la quitamos rápido, porque queríamos hacer las cosas como siempre las habíamos hecho. Era hacerla en el local de ensayo, hacerla los cuatro, quitándonos los prejuicios, sin pensar a dónde iba a llegar eso, sino sólo por el gusto de crearlas; como cuando pensábamos que no la iba a escuchar nadie.

Antonio. Para que un tema forme parte del álbum hay una primera criba. Consiste en que, una idea que llega a un local de ensayo, se convierta en una canción. Pasa porque la trabajemos y que haya esa sensación de que está funcionando. Se graba en un audio del móvil lo que hacemos allí. Luego la convertimos en una maqueta que graba Dani. Hay cosas que han llegado a maqueta y no han prosperado.

Para este disco hicimos el ejercicio de hacer canciones de más. Sabíamos que serían doce, pero hicimos 18. Hicimos una votación en plan Eurovisión, pero no solo nosotros, sino toda la gente de nuestro equipo, y los obligamos a escuchar todas las canciones y ordenarlas por preferencia. Entonces hicimos una reunión, los cuatro con Lalo (Gómez-
Vizcaíno, productor), en plan como matando canciones: “Esta se queda fuera, nooo”.

Dani. Elegimos un orden de escucha y eso ya las condenaba. Se buscaron para un lugar concreto en la tabla. Las canciones no vuelven, porque si se descartaron en un momento, es por algo. Es como volver con tu ex.

Jota. ¡Y así nacen los discos! No es que nos disgustaran las canciones que se quedaron fuera. Nos gustan, y nos da mucha pena que se quedaran fuera. Y aunque no pasan la criba, te sientes orgulloso. Hay más ideas que intentan ser canciones.

Dani. Realmente, el criterio que a nosotros nos vale es cuando volvemos del local de ensayo a casa escuchando en el coche esa grabación y cantándola a todo trapo.

Jota. Una cosa que nos une, aunque resulte evidente, es nuestra pasión por la profesión. La entrega que hubo desde el primer momento, como, sin hablarlo seriamente, sin querer poner la banda por encima de muchas otras cosas que podrían ser aparentemente normales en una vida normal.

Antonio. Claudia, nuestra mánager, siempre dice que somos cuatro personajes de una sitcom: cada uno va con una movida diferente, un perfil muy distinto. Creo que eso también es bueno. Aunque suene feo decirlo, tenemos en común que nuestra relación es ser buena gente al final de día, en plan: cuando las cosas se ponen feas puedes contar con cualquiera de los cuatro. Nos hemos cuidado y tratado de dejar a un lado cualquier cosa que pueda pasar del día a día de la banda y ser el colega de tu compañero cuando lo necesita.

Antonio. Al componer soy más de sustantivos que de adjetivos. Cuando he pensado en por qué me gusta esa letra o esa canción, muchas veces tiene que ver con los sustantivos. Pienso que es el sitio donde mi cabeza se agarra. Si escucho pez, veo un pez. Si quiero contar algo, quiero tener la herramienta del sustantivo para que la gente vea lo que quiero decir. Y si en lugar de hablar del pez, hablo del mero, es más fácil que la gente vea un mero. Intento no ser muy críptico. Embellecer de alguna forma la
realidad.

Hay canciones que la letra nace a la vez que la canción, y en otras nace después. Hay muchas veces que el sonido de la banda, sobre todo cuando hacemos canciones que nacen sin letra me lleva ahí, a lo físico. En general, he estado más desvergonzado como letrista en el segundo disco.

Y, al final, Arde Bogotá cierra con la interpretación acústica de Cowboys de la A3:

Vuelvo a pasar por delante
De la casa que dejamos atrás
Miro hacia dentro del porche

Y se te ve ya en paz.
(…)
Y no me importa si es mentira todo
Lo que vivimos nadie nos lo va a quitar
Como chavales de un futuro roto
Solíamos amar la intensidad…